Me pidieron hoy que comprara un bastón, de esos que usan las personas medio cojas para soportar el peso. Después de comprarlo, lo traje usándolo porque en una bolsa no cabía y bah... me dio ganas de andar con bastón, ¿qué tanto? Cuando fui a tomar la micro hice señas para que pararan y naka... dos no pararon... Me miré si andaba con algo raro y no, y pensé que sería por el bastón. Y parece que sí. Entonces esperé otra micro más y tomé el bastón sin apoyarlo en el suelo, como que no era mío. (No era mío!) Y al subir, como se me hizo incómodo lo volví a apoyar en el suelo de la micro y saqué el dinero del bolsillo para pagar. No venía tan llena pero estaban todos los sitios ocupados. Y nadie se paró para darme el asiento. Yo no quería que nadie me lo diera, ni necesitaba que alguien lo hiciera. Pero... hubiera sido un gesto bastante bueno, más noble que una lechuga. Cuando estaba mirando donde ir a pararme (fue cuestión de segundos) un caballero viejo que iba en los asientos que les destinan a minusválidos se levantó y me dijo que me sentara. Yo le dije que no, que no era necesario y que el bastón no era mío. Y volvió a sentarse complacido. Pero fue raro el asunto. Todos hablan, todos hablan de las buenas maneras, pero pocos hacen algo.
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que raro... aquí es mas o menos al reves. Se supone que los minusválidos (o se suponía al menos, porque me parece que cambió) podian parar el bondi donde sea, y que hay que darle el asiento.
Y si nadie da el lugar, entonces el chofer grita "un asiento para la vieja! (o la embarazada!)" y listo, alguien se levante (generalmente rojo de vergüenza por hacerse el boludo y no darle el asiento sin que lo pidan) y se sienta