Margot

Ayer, fue un día tan como... complicado pero entretenido.
Ayer fuimos a varias partes, fuimos a una laguna y había un pájaro muerto, varias nubes de moscos, y el lugar que podría haber sido para tomar un cafecito y usar de pseudo pic nic, estaba cerrado.
Luego, fuimos a comer fondue en el Café Big Ben... y ayer habían cerrado por vacaciones, hasta el 6 de Junio. Pero Daniel no podía estacionar el auto porque las puertas no cerraban con el control. Y aunque intentó varias veces, naka. Entonces, decidimos ver si íbamos a comprar otra cosa y venir acá a comerla. Y en eso estábamos decidiendo cuando la señora que cuida los autos dijo que no era cosa nuestra, que le había pasado a más personas por ahí también y que era por culpa de las antenas. Así, fuimos a otro estacionamiento que se veía más despejado y ahí sí funcionaba el asunto. Todos los días se aprende algo nuevo.

Y hablando del auto... Daniel dice que le gusta. Pero me parece que es más cariño que le tiene, que gusto real. Y es que, a mis ojos, es un auto raro. Es como dos mitades distintas de dos autos distintos. Na... feo y todo, René tiene su gracia. (Me parece que eso de ponerle nombre a las cosas hace que uno se encariñe más con ellas).
En fin, decidimos ir a un restaurant italiano que se llama Panzzoni, un poco más allá en donde la comida es muy wena también y naka... también estaba cerrado. Como último recurso entramos a otro donde anunciaban comida mexicana y, por comer algo y pasar el frío entramos. Claro, no vamos nunca más... ni lo recomiendo... y deberían cerrarlo.
A pesar de lo raro, fue un buen día.
Y es que fue 24.
Algo tienen los días 24.
¿Qué será?